Los partidos políticos en México han tenido la capacidad de permanecer en el poder a pesar de todo el descrédito ganado a pulso. Ninguno se salva de casos de corrupción, pero sobre todo, es difícil justificar que su labor beneficia a la población, quien solventa sus onerosos gastos.
El escándalo más reciente es el del acuerdo por escrito entre el PRI y el PAN para evitar alianzas electorales con el PRD con el fin de que se aprobara el aumento de impuestos. Dejando de lado los desplantes de telenovela entre partidos, todos implementan el mismo proyecto político que favorece a los grandes empresarios nacionales y extranjeros. Es la opinión de Luis Javier Garrido, profesor de la Faculta de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México e investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la misma casa de estudios.