Refugiados de San Antonio Canelar por el huracán Eta
En esta ocasión llovió casi 15 días sin parar, noche y día… Allá había ríos, arboles, flores. Jugábamos en la cancha, subíamos en los palos… (Testimonios de afectados)
De acuerdo al reporte preliminar de la Organización de las Naciones Unidas emitido el noviembre del año 2020, “La tormenta Eta ha transformado repentinamente la vida de millones de personas en América Central, México y el Caribe. Esta amenaza de origen natural tendrá consecuencias a largo plazo, que probablemente se reflejarán en la situación migratoria de la región”.
El Municipio de Rayón pertenece a la región norte del estado de Chiapas, está ubicada a 145 km de Tuxtla Gutiérrez y a 116 km de Villahermosa, Tabasco. De acuerdo con el censo del año 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, este municipio cuenta con 16,224 habitantes. San Antonio Canelar, Rayón es una de las comunidades zoques afectadas por el huracán Eta, que se encuentra en situación de abandono por parte de la autoridad federal, estatal y municipal.
En testimonio recabado, Don Tomás nos compartió su experiencia en la localidad que antes habitaron, “Teníamos nuestra escuela, teníamos nuestra cancha, teníamos un lugar donde se almacenaba el agua, un tanque, teníamos nuestra capilla”.
De acuerdo con información publicada por El Economista en noviembre de dos mil veinte, sobre las comunidades afectadas, se menciona lo siguiente: En el caso de los municipios de Rayón y San Juan Chamula, los mismos habitantes han tenido que ayudarse para quitar árboles, ramas, piedras y lodo con herramientas rústicas propias de su trabajo agrícola, como palas, lazos y tablas. Las redes de tubería de agua potable colapsaron, las cosechas se perdieron y los animales también fueron arrasados por las lluvias, lo que disminuye las fuentes de ingreso para la población no sólo para dos mil veinte, ya que calculan reponerse en más de un año.
La señora Eustasia Gonzales Chavarría una de las afectadas del huracán quien puntualizó, “Llovió pues, ahí quedó mi casa y ahí donde estaba mi cocina se partió la tierra y se partió donde tenía un mi fogón, ahí se partió en alto quedó así dice mi hermanito, le llegaron a meter machete estaba bien alto y por eso me dijeron que yo salga pues porque ya no puedo hacer fuego pues, por eso nos sacaron a la fuerza como estaba recio el agua, así tuvimos que salir”.
Evidentemente, no existe un plan de desastres naturales en el estado de Chiapas; los habitantes del Canelar fueron llevados a un espacio inadecuado y prácticamente fueron hacinados y olvidados por las autoridades.
Francisca López Solórzano comentó que la situación que estuvo atravesando junto con los demás habitantes en el albergue que se encuentran refugiados, “ Tiene cuatro meses que estamos aquí sufriendo ya queremos salir de aquí, da tristeza estar aquí, yo hasta quisiera salir corriendo, porque ya no queremos estar aquí pues, más porque nosotros ya no podemos regresar a nuestra comunidad, salimos pues tenemos que pedir permiso para salir, no podemos salir de una vez para salir andar que vayamos a tardar mucho pues, y por eso ya estamos aburridos, como que la comida nos hace mal ya no quiere nuestro estómago, es triste estar aquí (en el albergue) pues es triste estar aquí porque no vive uno bien estando albergado no vive uno contento siempre vive uno triste no es igual en nuestra casa, en nuestra casa vive uno contento, hecha uno nuestra tortilla, hecha uno nuestro maíz pero aquí no es igual y además aún no dan lugar que haga uno fuego, no se puede hacer nada. Hasta ese papel de baño ya no nos va a dar, ya no nos quiere dar ya, ya lo está quitando, ya no quiere dar nada ya, ya poco manda cosas, en caso de tortilla ya solo nos mata 11 kilos o 12 kilos es todo, a veces no nos ajusta, como somos varios pues, más los que se han enfermado son los niños”.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación, más del 70% de la población en Chiapas es pobre, por eso este suceso impactó en una zona importante de alta marginación como las comunidades indígenas.
Después de trabajar arduamente durante meses, doña Francisca relató la afectación del huracán en sus terrenos de cultivo, “Nuestro maíz que tapiscaron todavía después del agua se pudrió todo, se pudrió todo el maíz ya no nos dejó juntar nuestro frijolito ahí acabó, lo fuimos a buscar todavía pero como llovió diez días creo”.
Ante el olvido, las comunidades afectadas se organizaron para visibilizar la situación que estaban enfrentado, en el caso de Canelar la petición de los habitantes es ampliar la cantidad de hectáreas para construir su nueva comunidad, pero sus demandas no fueron atendidas.
Luego de varios trámites para la reubicación de los habitantes ante las instituciones correspondientes, Don Tomás evidenció las respuestas que obtuvieron de las autoridades, “No hay una dependencia que apoye para la compra de un terreno es lo que nos dijo, que solo, por ejemplo, una reubicación el municipio tiene que comprar, él lo tiene que checar cómo lo adquiere dónde saca el dinero, es lo que nos han dicho. Hasta ahora yo creo que si el presidente tuviera esas ganas de apoyar ya nos estuviera dando respuesta definitivo, desde mi punto de vista el dinero si hay pero ahora que como ya va de salida también el presidente ya no quiere apoyar pues, yo creo que dinero hay aquí en el municipio pero no tiene esas ganas de apoyar”.
Una vez aprobada la compra de una hectárea de tierra por el ayuntamiento municipal para la reubicación de la comunidad, dentro de la desesperación, en la que se encontraban los albergados, se dispusieron a trabajar de manera colectiva para reconstruir su comunidad con materiales rescatados de sus antiguas viviendas extraídas del lugar que antes habitaban, ahora considerada de alto riesgo.
Las más de veinte familias ahora ya se encuentran habitando el nuevo poblado cerca de la comunidad Anexo Las Nubes, esta situación evidencia la marginación y olvido que aún atraviesan los pueblos zoques excluidos de las políticas gubernamentales ineficientes ante estas situaciones, que encuentran en el trabajo en colectivo la única manera de mejorar sus condiciones de vida ante los desastres naturales que acontecen año con año.
Este fue un trabajo periodístico realizada por Saul Kak y Ph Joel de la Galería Muy en coordinación con la Red de Comunicadoras y Comunicadores Boca de Polen.
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